En la fase de investigación de mercados debemos determinar la mejor manera de acceder a la muestra poblacional sobre la que realizaremos el estudio. El nacimiento de internet y los avances técnicos han ido sustituyendo a las vías tradicionales, facilitando esta labor y obligándonos a considerar cuál es la mejor alternativa posible.

Frente a los cuestionarios por correo o a las entrevistas personales/telefónicas, se han posicionado las entrevistas online y los cuestionarios enviados por email y/o a completados por los usuarios en plataformas web específicas. Evidentemente todas poseen sus ventajas y desventajas.

Si lo analizamos desde un punto de vista de costes, la investigación realizada mediante internet o complementándolo con procesos online, representa un importante ahorro respecto a las técnicas tradicionales. Ahora bien, lo más importante es que además nos proporciona un mayor índice de respuesta.

Cada vez es menos habitual que los usuarios nos respondan a una encuesta enviada por correo tradicional y los costes de una entrevista personal o telefónica son considerablemente mayores y requieres un gasto de tiempo bastante relevante.

Gracias a internet, la respuesta dada por un usuario llega a manos del investigador de forma prácticamente inmediata y se puede introducir en una base de datos de forma más sencilla, por lo que estamos ante un método generalmente mucho más cómodo y rápido, como también notarán las personas encuestadas.

No obstante debemos realizar algunas reflexiones ¿el público con acceso a internet es representativo de nuestro mercado? ¿encontraremos respuestas fiables? Internet está cada vez más extendido, pero no debemos dar por hecho que es la mejor opción.

Como hemos dicho al principio, debemos asegurarnos de contar con la mejor forma de abordar a una muestra poblacional representativa respecto a nuestra empresa, sector o producto. En ocasiones la mejor opción pasará por utilizar internet de forma no exclusiva, es decir: apoyándonos en las técnicas tradicionales.

En caso de que internet sea una buena forma de acceder a nuestro mercado, observaremos que en muchas ocasiones los encuestados responden con mayor sinceridad debido a la sensación de anonimato, aunque en ocasiones esto mismo puede hacernos dudar sobre la fiabilidad de los datos. La respuesta puede pasar por aumentar el tamaño de la muestra y la naturaleza de las preguntas y respuestas planteadas.

Una encuesta online puede contener elementos interactivos que favorecen tanto la participación como la explicación de los casos propuestos, mediante material multimedia. Por desgracia, la mayoría de los investigadores todavía no dominan este campo y no presentan encuestas atractivas que mejoren los resultados.

Por último, la tecnología está sujeta a errores que pueden dar al traste con las primeras fases de una investigación. Si por ejemplo nos llegan los datos corruptos o simplemente no llegan, es poco probable que la muestra esté dispuesta a volver a rellenar el cuestionario.

Además, hay que tener en cuenta valores como los navegadores existentes, los sistemas operativos, las resoluciones de pantalla, etc… los problemas técnicos pueden hacer que la encuesta no llegue de forma correcta a todos. En definitiva, aunque existen muchos pros y contras, lo importante es que no debemos centrarnos en si queremos utilizar o no internet, sino en qué fórmula es la más adecuada para nuestra investigación concreta.

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