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Las entrevistas de trabajo pueden complementar la información suministrada por otras pruebas y cuestionarios previos, incluyendo los conocidos test psicotécnicos (tan infrecuentes en las pymes) y los currículos, siempre que se estructuren adecudamente. De esta manera, el objetivo es verificar la información recogida y ampliarla.

Por ejemplo, no existe una mejor manera de descubrir las dotes comunicativas que una entrevista directa. Ahora bien, para que esta cumpla todos nuestros objetivos es importante tener en cuenta una serie de claves básicas.

Evita la improvisación

Que una entrevista esté estructurada no significa que se esté sacrificando la naturalidad y la espontaneidad de la misma, sino que debemos acudir conociendo perfectamente el dossier de los aspirantes, marcando los puntos oscuros a clarificar y determinando la información que necesitaremos obtener para realizar una buena valoración.

Un error muy habitual es realizar una entrevista desestructurada, en la que como mucho se repasa brevemente el currículo para conocer datos básicos como el nombre. Esto suele hacer que se realicen preguntas vagas y genéricas como “Cuéntame un pocosobre tu experiencia”.

En casos esto termina con una lectura en alto del currículo por parte del entrevistador, realizando preguntas según van surgiendo, demorando en exceso la finalización de la misma, mostrando desinterés y no proporcionando datos relevantes. Para evitarlo debemos:

  • Estipular una duración media
  • Preparar la información que se le suministrará al candidato sobre el puesto y la empresa
  • Selección adecuada de los “entrevistadores”
  • Evitar que la entrevista sea interrumpida
  • Crear un cuestionario previo dirigido a aclarar las dudas que hayan surgido de la lectura del currículo, y que sean relevantes para la empresa y el puesto
  • Ser directos
  • Evitar el acoso al candidato
  • Preparar un método (quizás plantilla) para anotar lo observado y las respuestas sintetizadas. Esto nos permitirá comparar y analizar los datos con posterioridad
  • Escuchar, evitando el monólogo del entrevistador

El currículo no es únicamente una herramienta para pre-seleccionar a los candidatos, sino que nos ayuda a preparar la entrevista. En ella tenemos que ir más allá, aclarando las dudas, descubriendo las motivaciones, las características personales del entrevistado, su madurez, la forma de expresarse, etc…

Una entrevista con estructura

Desde el recibimiento hasta la despedida y el lugar donde se realiza la entrevista, se debe transmitir una sensación de confort y seguridad que se extienda a la conversación entre entrevistador y entrevistado. De esta manera, es importante aclarar las características del puesto y sus exigencias mediante una presentación breve en la que se presente el propio seleccionador.

Una vez que se ha situado al candidato en contexto, se puede comenzar a darle el poder de la palabra al entrevistado, preguntando sobre sus motivaciones y aclarando poco a poco dudas concretas, referencias y otros datos que podamos necesitar. Lograrlo pasa por:

  • Facilitar que ambas partes aclaren sus dudas
  • Un trato natural, agradable y cercano
  • Establecer un ritmo relajado en la conversación
  • Explicación sobre los siguientes pasos del proceso de selección y cómo serán informados
  • Despedida formal

El entrevistador debe tener la seguridad de tratar todos los puntos relevantes, determinando si existen las actitudes y aptitudes adecuadas para el puesto. No debe mostrar desinterés ni efusividad, dejando que el candidato exponga su perfil.

Es evidente que no podemos controlar la sinceridad del entrevistado, pero al menos debemos procurar que existan las condiciones más adecuadas para que la entrevista se produzca de la forma más natural posible.

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