< ÍNDICE DEL MANUAL DE DIRECCIÓN COMERCIAL Y MARKETING
¿Puede una empresa sufrir esquizofrenia? Las diferencias que se producen entre lo que se dice y lo que se hace en muchas organizaciones podrían ser señales favorables a esta tesis de Javier Fernández Aguado, conocido autor de managment entre otras cosas por el libro “Patologías Organizativas”.
La pérdida de contacto con la realidad que conllevan las divergencias del pensamiento directivo respecto a la realidad empresarial puede ser grave en sus resultados como podría serlo una psicosis en cualquiera de nosotros.
Delirios perceptivos, pensamiento desordenado, alteraciones emocionales…vamos a analizar algunas causas, síntomas y posibles soluciones para analizar si nuestra organización puede estar enferma.
Causas y síntomas
Alguno de los siguientes síntomas son visibles en un mayor número de organizaciones de lo que sería deseable pero son evidentes deficiencias que pueden tener resultados desastrosos en la motivación y rendimiento del personal. Algunas pueden recordarnos al “pantano de la mediocridad” del que hablamos anteriormente.
- Se dan charlas grupales e individuales sobre la confianza que tiene la dirección en su personal pero a la vez aumentan los controles.
- Se pide iniciativa a los trabajadores pero cualquier error derivado se castiga firmemente sin atender a las circunstancias.
- Se realizan reuniones en busca de soluciones consensuadas pero finalmente se imponen las decisiones individual de la dirección.
- Se dice que lo más importante de la empresa son sus trabajadores pero se carece de políticas de recursos humanos a la altura.
- Se pide un esfuerzo colectivo en pro de la empresa sin dar compensaciones, recompensas ni reconocimientos.
Vemos que la diferencia entre el discurso y el acto es evidente lo cual produce un entorno confuso en el que el desarrollo profesional resulta frustrante para todos. No es difícil señalar al “culpable” de la enfermedad pero aunque los trabajadores lo sepan desde un principio no se enfrentan a él por cuestiones bastante lógicas dadas las circunstancias: la dirección.
Si el responsable de la dirección empresarial no sabe resolver conflictos, no tiene claro el modelo de gestión a aplicar, tiene una personalidad insegura, no se ha adaptado correctamente a los cambios, es incapaz de plantear una organización eficiente… podríamos señalarle como la causa de una serie de problemas que derivará en problemas de rendimiento organizacional.
No sería difícil que como consecuencia se perdiera el contacto con la realidadempresarial pensando que lo que se dice es lo que se hace realmente, lo cual podría ser definido con un grave problema que todos asumen menos él mismo.
Otra causa podría venir dada por una descoordinación entre los directivos o encargados de área que no den un mensaje coherente y persistente sino que se muevan en un flujo de información confuso (comunicación interna) con la dirección en cuyo caso la causa podría ser una estructura informativa no adaptada a las necesidades reales de la empresa. En cualquier caso el responsable sigue proviniendo de la gerencia empresarial.
¿Soluciones?
Las soluciones son imposibles si el causante no es consciente de lo que está pasando y no tiene la voluntad de cambiarlo… claro que si fuera consciente probablemente no habría llegado a ser un problema ¿no?. Esta paradoja suele solucionarse con la participación de un agente externo que procura analizar la situación con objetividad. Algunos pensarán en un “coatcher” pero también puede ser cualquier compañero, adjunto a dirección o los propios trabajadores mediante comunicación interna.
Una vez reconocido deberíamos aplicarnos “los 10 mandamientos de una buena organización” y comenzar a crear protocolos de actuación, contratar a profesionales para ocuparse de las áreas deficitarias, mejorar las políticas de RRHH, etc…
Como siempre, aceptar la realidad puede no ser fácil pero es el primer paso de la recuperación de una persona y de una organización. En ocasiones incluso se confunden ambos extremos.