Este artículo de opinión es relativo a la experiencia personal vivida con mis dos hijos en el centro Kaleide (San Cristóbal de La Laguna, Tenerife) durante dos cursos escolares, terminando el pasado curso 2022/2023. Omito cualquier información posterior recibida respecto a este colegio, al no ser una vivencia propia.


En un principio parecía que el colegio estaba alineado con nuestra filosofía, aunque lo cierto es que sus palabras no terminaron de materializarse en la vida práctica de los niños. Había una clara diferencia entre lo que nos decían y lo que nos transmitían los niños.

Nos preocupaba la falta de estructura, los escasos tiempos de aprendizaje y los pocos avances en lectoescritura que se hicieron, como le manifestamos al equipo directivo. No parecía haber ningún proceso de aprendizaje y no resultaba tranquilizador que ellos vieran normal y posible que un niño pueda aprender a leer a los 11 años con su método (nuestros hijos no tenían esta edad, pero asusta escuchar esto de las personas que se encargan de su educación).

Eso para nosotros era un problema, especialmente de autonomía para los niños. Ya al final del primer curso tuvimos dudas sobre si continuar o no, pero continuamos en el proyecto. Pensamos que era el primer año y resultaba muy complicado sacar un proyecto así. No debímos hacerlo, pero eso lo sabemos ahora.

Ya al final de ese curso, un gran número de familias decidieron sacar a sus hijos del colegio. Dirección comentó que eran familias no alineadas con el centro. Incluso nos dijeron que ellos les habían invitado a irse del colegio. Siempre usaron esa expresión y seguro que la usarán si algún día hablan sobre nosotros.

Antes del final de ese año hubo una reunión en la que, supuestamente amparados por las líneas de la comunicación no violenta (se entregó una hoja sobre cómo debían hablar las familias que quisieran intervenir), uno de los directores tuvo una actitud que yo describiría como desagradable. Para que se hagan una idea, algunas familias presentaron al equipo directivo un documento donde aglutinaban sus preocupaciones.

Yo pude leerlo y estaba de acuerdo con algunos puntos, pero sobre otros no tenía conocimiento o información como para opinar. Me parecía un documento constructivo y no destructivo. Personalmente no tuve relación con su redacción, pero me pareció algo valioso viniendo de las familias. Para algunas ya era su segundo año en el centro y tenían mayor experiencia.

No iba a acudir a la reunión prevista aquel día, hasta que se hizo patente que se iba a hablar del documento y eso era algo que me preocupaba. En resumen, los directores parecían muy cerrados y molestos ante las aportaciones de las familias y yo intenté preguntar y hablar con ellos para descubrir lo que estaban sintiendo.

Yo traté de escucharles, de preguntarles…pero no creo que ellos tuvieran una actitud abierta. Expresaron estar dolidos y empaticé con ellos. Parecía que necesitaban ser escuchados, para estar preparados para oír lo que las familias querían decirles. La actitud me pareció defensiva y no cambió en toda la reunión.

Al final de aquel encuentro uno de los directores dejó el documento en el suelo, en el centro del círculo que formábamos las familias, invitando a que quienes apoyaran eso, lo firmaran antes de irse. Quizás no fue consciente de lo agresivo de su lenguaje no verbal y de lo inadecuado del hecho en sí. Algunas personas firmaron de rodillas en el suelo, delante de los demás. Otros quisimos evitarnos esa humillación y nos miramos confusos. Más tarde algunas familias me comentaron cómo vivieron aquello y coinciden en que se sintieron violentados. Para algunos fue la gota que colmó el vaso.

Me pareció una escena surrealista, pero traté de pasar por alto aquello y traté de entender al colegio, desde una actitud constructiva. Por lo vivido después, diría que fue un error, pues debí darme cuenta de que algo pasaba. Había había una bandera roja que no quise ver.

En esa reunión me comprometí a ayudar a fortalecer la comunicación entre colegio y familias. Impulsaría la creación del AFA (también llamada ampa) y trataría de ayudarles con tramites que comentaban que no podían hacer por falta de tiempo, como la solicitud de la colocación por parte del ayuntamiento de un cartel en la carretera, sobre la presencia de niños. Hice ambas cosas.

Se hizo un grupo de trabajo. Redacté los estatutos del AFA y me informé de todos los procedimientos hablando con las administraciones. Solo faltaba poner los cargos y presentar los documentos. Pero de nuevo empezaron a marcharse más y más familias y otras no estaban interesadas, diciendo que los directores no escuchaban y que no estaban abiertos ni a las aportaciones ni a las críticas, del equipo educativo ni de las familias. Esto se lo dije al colegio la última vez que hablamos.

Respecto a la señalización, hice los trámites con el ayuntamiento hasta que la señal fue colocada en la carretera.

Al principio del segundo curso todo paría que podría mejorar. Se trabajaban cosas, parecían hacer cambios para evitar lo del año previo. Se nos informaron de obras, cambios, mejoras… según avanzó el curso terminamos en el mismo punto. Nos sentíamos estancados, con inseguridades y miedos. Una cosa es el mundo de las ideas y otra es que tu hijo se eduque en un centro en construcción (a todos los niveles). Una cosa es escuchar cosas maravillosas y otra es ver cómo se tuerce todo y nada se hace material.

Comunicamos que nosotros también nos iríamos. Nos marcharíamos a un centro Montessori de la isla, con mayor estructura, libertad y con más estabilidad. De hecho allí nos hemos encontrado un gran número de familias que antes estaban en Kaleide. Les dijimos que se trataba de una decisión de apoyo familiar, pero la verdad es que solo intentábamos tener una salida agradable, sin confrontación. Quizás debimos ser más sinceros o directos, pero la decisión estaba tomada y no había marcha atrás. No queríamos hacerles sentir mal. Tampoco lo quiero hoy, pero eso no puede silenciar mi vivencia.

Al poco tiempo de decirles que nos íbamos se comunicó que prácticamente todo el equipo educativo del centro causaba baja y muchas otras familias también se iban. Al igual que el año pasado, uno sentía que todo se desmoronaba a nuestro alrededor.

Tuve que insitir para que cumplieran lo que nos dijeron cuando matriculamos a los niños. Ya les habíamos dicho la posibilidad de irnos en algún momento a un centro Montessori y ellos nos comentaron que ante un cambio de sistema, se acompañaría a los niños para trabajar y tratar de evitar una gran diferencia de nivel respecto a la educación más tradicional. Recibí muchas palabras, pero el resumen es que no se hizo. Nuestro hijo tuvo que trabajar cosas básicas con su logopeda y en verano estuvimos acudiendo a un centro de educación activa.

Hay que decir que hubo un incidente final, que considero muy mal gestionado por el centro, relativo a la seguridad de niños y niñas. Se hizo una reunión de la que no se levantó acta concientemente. Esto me olía bastante mal.

Aunque no podía acudir, ya que se convocó en horario lectivo, hice un esfuerzo en el trabajo para poder presentarme. Aunque cuento con pruebas y testigos, no voy a revelar el contenido de la misma, pero diré que en mi opinión fue lo suficientemente grave como para decirles a todos que, visto lo que he visto y lo que me han dicho, deben pensar muy bien si este colegio es el adecuado. No me parece un lugar seguro para los menores. Lo planteo tal y como lo pienso. Quizás otras personas opinen diferente, aunque la mayoría de las familias con las que mantengo contacto opinan en esa línea.

Desconozco los cambios que han podido hacer al respecto. Es mi opinión respecto a lo que viví en esos dos cursos.

Fue un final muy desagradable, que reafirmó la decición que habíamos tomado. Ojalá más familias se animen a expresar libremente su opinión, porque lo que me llega aún hoy en día no es lo que se lee en las reseñas de Google, por ejemplo. De hecho, en Google Maps se podía leer una opinión mía de 5 estrellas, que puse cuando el centro pidió a las familias que les pusiéramos reseñas para tener más visibilidad. En su momento incluso les regalé uno de mis libros con una bonita dedicatoria. Sé que lo retiraron de la biblioteca cuando nos fuimos y eso me alivió, porque incluso pensé en pedirlo de vuelta.

Hubo un círculo al final de curso en el que muchos aprovecharon para despedirse. Profesoras, niños y niñas… algo se terminaba y lo hacía tras ese incidente tan desagradable, en el que nuevamente la actitud de los directores me pareció muy poco profesional y preocupante. Yo no dije nada. De hecho no quería ni estar allí. Lo que me llamó la atención fue la palabra de uno de los directores. Expresó su alegría y lo apostilló diciendo: «Kaleide está ahora en su mejor momento». Dicho esto tras escuchar tantas despedidas de niños y niñas, etc… me hirió.

Tengo constancia de que las exprofesoras y familias presentaron un documento ante la consejería de educación y desconozco en qué punto anda eso. Allí se expresaron las cosas que detectaron las profesoras y las familias durante aquellos cursos. Sé que se incluyó aquel documento que algunos firmaron de rodillas.

Como curiosidad, quiero añadir que escribí un mensaje en su Facebook para desearles suerte al nuevo equipo de facilitadores, que presentaron en una foto. Les expresé lo mejor y esperaba que estuvieran corrigiendo las deficiencias y mejorando lo que vimos en esos dos cursos, sin entrar en detalles. Borraron el mensaje y luego se disculparon diciendo que fue un Bot. Un bot que borra comentarios no ofensivos. Cada uno tendrá su opinión al respecto y yo tengo la mía.

Esto que han leído es mi parecer. Desconozco si los directores se ofenderán y me pedirán que borre este texto. Lo veo posible, visto lo visto, pero eso no va a pasar, por lo que pido que simplemente eviten contactar conmigo. Estoy en mi derecho de contar lo que he sentido y lo que he vivido. De verdad deseo que la cosa haya cambiado y que todo esté mejor.

He tardado mucho en poner esta opinión, pero necesitaba soltarlo todo y pasar página. Si consideran que algo de lo que he dicho resulta una ofensa, solo debo decirles que mi objetivo es opinar y que por suerte o por desgracia, cuento con suficientes pruebas y testimonios como para poder demostrar que todo lo que he dicho está sustentado en la verdad de esos dos cursos que yo y otras familias hemos vivido. Entiendo que puede doler o que puede ofender, pero eso no parte de mi intención. Ante todo, los niños y las niñas.

Que cada uno siga su camino y lo llene de cosas bonitas. Que cuando miremos atrás podamos estar orgullosos y que nos sintamos limpios por haber dicho lo que consideramos necesario y lo que nos ayuda a sentirnos más libres.

Mis hijos siguen felices. Lo que ellos nos cuentan coincide totalmente con lo que su nuevo colegio nos transmite. Ahora estamos más tranquilos y todo parece fluir.

Un saludo

One Reply to “Opinión sobre Kaleide International School (TENERIFE)”

  1. Hola Germán, muchas gracias por compartir tu opinión. Soy mamá de dos peques y educadora también, he sido coordinadora general de un Centro Montessori en Sudamérica. Me he sentido identificada por tu experiencia porque me pasó una situación muy similar en una escuela Waldorf también gestionada por una pareja de «educadores» en Italia. En gran parte la educación de mis dos hijos ha sido una mezcla de worldschooling y homeschooling y me he dado cuenta que el nivel y calidad de aprendizaje ha sido superior a cualquier colegio. Mi hijo mayor habla y escribe en español, inglés e italiano, también está aprendiendo chino mandarin y francés por su propio deseo, lee diariamente, realiza proyectos fascinantes, le gusta muchísimo la investigación, la música, etc. Actualmente me encuentro buscando un colegio para mis dos hijos (5 y 10 años) vivimos en el centro de Santa cruz. Me encantaría que podamos conocernos y conversar sobre la educación entre otros temas, quizás podamos quedar para tomar un café o en un parque para que nuestros peques jueguen mientras charlamos. Un placer, quedó atenta a tus gratas noticias.

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