Una de las características que diferencian a las empresas cotizadas del resto es la separación existente entre los sujetos que toman las decisiones y los que aportamos los fondos al invertir en bolsa (inversores externos).
Cuando una empresa no está en bolsa es normal que los directivos sean los principales accionistas pero cuando entran en los mercados bursátiles existe un gran número de accionistas incapaces de controlar los actos de aquellos que toman las decisiones en la empresa.