La Unión Soviética se estructuró en sus orígenes como un sistema centralizado que poseía una economía encorsetada por el sistema político, lo cual llevó al sistema al borde del colapso mediante una fuerte crisis que puso en duda los conceptos socialistas que la regían constitucionalmente.
Esto hizo necesaria la aplicación de una reestructuración que garantizara la supervivencia del modelo, que llegaría con Mijaíl Gorbachov, mediante la “Perestroika”. Sin embargo, algunas deficiencias lo abocaron al fracaso, pese a que se plantaron las semillas de un cambio que aún hoy parece estar produciéndose en Rusia… y en Cuba.
¿Un cambio económico demasiado radical?
Antes de la reestructuración, la economía soviética se encontraba muy ligada a una planificación gubernamental, basada en planes de 5 años de duración, en los que se preveían los niveles de consumo, se establecían las políticas de distribución y se producía el control de la producción, entre diversos factores económicos.
Esto comenzó en 1928 con el objetivo de evitar la acumulación de riquezas de algunos ciudadanos, buscando el ideal comunista, pero a la larga terminó demostrando su ineficiencia.
La Perestroika trataba de mejorar los problemas de productividad mediante la unión de los trabajadores a los resultados de su trabajo, pero manteniendo las bases socialistas de la unión. Esto resultaba imposible si se mantenía el poder de decisión en manos del estado, por lo que se planteó que fueran las propias empresas las encargadas de realizar sus controles de producción y calidad, incluyendo la satisfacción de los consumidores y la retribución de los empleados, más vinculada a los resultados empresariales.
Un movimiento tan brusco que podríamos denominar como “democratización de la economía” necesitaba llegar acompañado de las políticas “Glasnost”, que procuraban aumentar la transparencia y el libre acceso a la información, que debería permitir que los ciudadanos y empresas actuaran en base a la actualidad y a la realidad de cada momento. Esto era radicalmente opuesto a lo realizado hasta el momento.
Los cambios sociales fueron evidentes, pero no se realizó una buena previsión de su alcance, de modo que con el aumento del consumo se demostró que la economía de la unión era incapaz de cubrir las necesidades del mercado.
Por otro lado, las críticas no tardaron en salir a la luz pues por un lado las bases comunistas pensaron que el modelo podía acabar con el sistema socialista, y por otro las reformas parecían aplicarse a un ritmo demasiado lento respecto a lo deseado por la población.
“Hoy podemos ver como resultado de esos cambios que ya nada puede obligar al país a dar marcha atrás a pesar de que la Perestroika fuese interrumpida por la fuerza. Nadie puede hoy obligar al país a dar marcha atrás”. Gorbachov en una entrevista.
El modelo pareció agotado con la desestructuración de la Unión Soviética, la renuncia de Gorbachov y el nacimiento de la república Rusa, que parecía abandonar el comunismo, continuando con la apertura económica hacia los países del entorno.
Perestroika a la cubana
Esta ruptura del modelo comunista hacia una economía eficiente, sin renunciar a los fundamentos socialistas, parece estar repitiéndose en Cuba, siendo la Perestroika el único precedente conocido.
Actualmente se está planificando el cierre de muchos ministerios en la isla, con lo que se reducirá el control gubernamental sobre la actividad económica, reduciendo el gasto público y promoviendo las actividades rentables.
Las medidas tomadas por el gobierno cubano también van dirigidas a levantar las limitaciones de compra sobre ciertos bienes, descentralizando la economía y estructurando el gobierno en torno al cobro de impuestos. De cualquier manera, la relación de Cuba con EEUU seguirá siendo un escollo importante a superar.
Esta reestructuración (“Perestroika” si lo decimos en ruso) de momento no parece venir acompañada por fuertes políticas “Glasnost” que mejoren la libertad informativa. Tendremos que esperar para saber si estos intentos resultan exitosos.
De cualquier manera, una vez que se inician estos cambios podemos decir que las cosas no volverán a ser iguales. Al fin y al cabo la Perestroika nunca desapareció, solo supuso el inicio del cambio.
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