La teoría de Dow puede ser considerada la antecesora de los estudios técnicos al estar construida sobre la acción del mercado contando con los precios como único factor de análisis para invertir en bolsa. Conocer esta teoría es conocer la historia viva del panorama bursátil.

Para mejorar su estudio y comprensión vamos a explicarla en varias entregas en las que se irán explicando los fundamentos de la teoría. Partiendo de sus orígenes resulta interesante comenzar entendiendo los conceptos de tendencia mediante la metáfora de las mareas y la importancia de las medias en el estudio técnico propuesto.

La teoría Dow fue creada por Charles Dow, conocido también por haber fundado en 1882 la “Dow Jones and Company”, empresa que editaría años después el conocido diario “Wall Street Journal” del que fue editor y donde publicaría sus ideas sobre el comportamiento bursátil en forma de editoriales. De hecho no publicó ningún libro con la misma.

Un año después de su muerte, S.A Nelson publicó una recopilación de dichos editoriales en un libro llamado “El ABC de la especulación de valores” siendo la persona que creó la expresión “la teoría de Dow” que hoy conocemos.

Pese a eso, la teoría de Dow ha sufrido variaciones desde que fue creada gracias a la reconstrucción realizada por algunos teóricos que habían seguido las interpretaciones que hacía Charles Dow sobre el mercado durante los años 1901 y 1902.

Una de estas personas fue W. Peter Hamilton, su sucesor en el “Wall Street Journal”, al encargarse de sistematizar las teorías de Down durante los años 1903 y 1929. Su trabajo se refleja en la publicación de un libro llamado “El Barómetro del Mercado de Valores”(1922) pero la teoría fue aún más desarrollada con un libro del año 1932 llamado “La Teoría de Down” del autor Robert Rhea.

El 23 de Octubre de 1929, el periódico publicaba un famoso editorial titulado “La vuelta de la marea”, en el que, utilizando la teoría de la que hablamos hoy, predecía la gran caída de la Bolsa de Nueva York. Sin duda este tipo de artículos ha contribuido a que la teoría sea una de las más reconocidas y conocidas del mundo bursátil.

Actualmente la empresa Dow Jones & Company es una de las más importantes de Estados Unidos y del mundo, siendo sus índices reconocidos en todo el planeta y contando con una gran presencia en los medios de comunicación americanos que aseguran su gran influencia sobre muchos analistas.

Según la teoría Dow, las medias recogen todo lo conocido, de modo que contiene la totalidad de factores predecibles sobre la evolución del mercado de valores. El fundamento principal de esta afirmación es que la media combina las actividades de mercado de los inversores, incluyendo a los más técnicos y a los que menor dote de previsión poseen así como una gran cantidad de variables.

Contar con esta herramienta absoluta que contiene, de forma sintética, toda la información del mercado nos puede llevar a descubrir cada factor que puede afectar a la oferta y demanda en la bolsa.

De ahí la importancia de los índices en bolsa para este autor y es que aunque con las medias no se puedan predecir los cambios radicales en las cotizaciones sí nos permiten asimilar rápidamente los movimientos sobre las mismas.

Para Dow, un movimiento ascendente o alcista se entiende como un patrón gráfico de picos y valles que cada vez son más altos. Un gráfico inverso, con picos cada vez más bajos, describiría un movimiento descendente o bajista.

“Los registros de operaciones muestran que en muchos casos, cuando un valor llega a lo más alto, a continuación experimenta un moderado descenso y luego vuelve a subir hasta aproximarse a las cifras más altas. Si tras este movimiento la cotización vuelve a retroceder, posiblemente bajará cierta distancia” Ley de acción reacción aplicada a la bolsa. Nelson citando a Dow

La teoría nos habla de tres tendencias principales que pueden acontecer en el mercado, la primaria, la secundaria y las menores. Esto supone la columna vertebral de las ideas de Dow:

  • Primaria: son los movimientos amplios y completos (alcistas y bajistas) que normalmente duran un año o más y traen consigo una apreciación o depreciación del valor de más de un 20%.
  • Secundaria: son reacciones relevantes que frenan el avance de los precios de la tendencia primaria. En los mercados alcistas se denominan “correcciones” y en los bajistas “recuperaciones”.
  • Menores: pequeñas y cortas fluctuaciones cuya duración no suele sobrepasar la tercera semana. Son leves reacciones que se encuentran dentro de las tendencias secundarias.

Aplicando la metáfora del mar a las tendencias nos encontraríamos con que el movimiento primario serían las mareas, el secundario las olas y el movimiento menor las pequeñas ondulaciones que forman las olas.

Como inversores nos interesan descubrir las tendencias primarias y secundarias para vender o comprar a tiempo. Los movimientos menores, como las ondulaciones del mar, carecen de importancia práctica.

Ahora recordemos lo que comentábamos sobre las tendencias alcistas o bajistas. Los picos y valles se pueden ver como olas que cada vez más altas o bajas. Si el oleaje aumenta su altura supondría que la marea está subiendo, es decir, que el movimiento primario es de alza.

Este aumento del nivel del mar puede experimentar tras cierto tiempo un cambio al ver que las olas son cada vez más bajas. Lo que estaríamos experimentando es un cambio en la tendencia primaria.

Continuaremos explicando esta interesante teoría en sucesivas entregas pero hoy podemos concluir recordando la importancia de las medias en el estudio de mercado según la teoría Dow y la existencia de tres tendencias principales explicadas por la metáfora de las mareas.

Dentro de la tendencia primaria, considerada como la realmente importante, se identifican algunas fases, tanto en movimientos alcistas como bajistas, que se ven complementadas mediante otros fundamentos de la teoría respecto al funcionamiento de las medias, el análisis de los volúmenes y los cambios en las tendencias.

Una vez que Dow identificó las tendencias que conformaban los movimientos del mercado se centró en la más relevante para analizar los flujos bursátiles localizando fases bien diferenciadas entre sí. Las que reconoció como pertenecientes a la tendencia primaria alcista son:

  • Fase de acumulación: se produce cuando los inversores mejor informados o más astutos creen que el mercado tiene potencial de subida y comienzan a acumular posiciones, lo que se traduce en una subida de precios. En esta fase los inversores se adelantan a la mayoría.
  • Fase de tendencia o participación pública: La mayoría de los inversores que siguen tendencias comienzan a participar, lo cual supone que la demanda va creciendo. El público en general comienzan a percibir un cambio en la tendencia primaria mediante un rápido avance de precios y buenas noticias sobre el negocio.
  • Fase de distribución: Cuando los medios empiezan a hablar masivamente de resultados alcistas y las noticias económicas van viento en popa, la participación pública ha aumentado de manera importante. Entonces, los mismos inversores que acumularon en la primera fase comienzan a distribuir antes que nadie empiece a vender. Nuevamente, los más informados se adelantan al comportamiento de los inversores en general.

Estas fases tienen algunos puntos en común con la Teoría de Ondas de Elliot pues de hecho este autor amplió el trabajo de Rhea sobre la Teoría Dow . Cuando hablemos de dicho autor podremos reconocer algunas similitudes aunque sin alejarnos de la teoría de la que hablamos, también se reconocieron algunas fases para la tendencia primaria bajista:

  • Fase de distribución: hablamos de la misma fase con la que termina la tendencia primaria alcista.
  • Fase de pánico: sucede cuando se producen grandes caídas de precios en los valores junto a grandes volúmenes de venta. La participación pública entra en un caos vendedor del que los más informados han escapado al vender a tiempo.
  • Fase de desánimo: la caía se ralentiza apareciendo normalmente una tendencia lateral produciendo una falta de interés del mercado sobre el valor.

Como dijimos, las medias son muy importantes en la teoría de Dow. En sus editoriales se refirió a la media industrial y a la de Ferrocarriles diciendo que no podía producirse ninguna señal importante de una tendencia alcista o bajista a no ser que ambas medias se confirmara la una a la otra mediante señales análogas.

Con esto no quería decir que las señales tuvieran que producirse de forma sincronizada pero sí que cuanto menor fuera el intervalo entre ellas mayor sería la confirmación de las mismas.

De forma general, aplicando la teoría Dow, solo podremos obtener una confirmación respecto a una tendencia utilizando un mínimo de dos medias.

Para Dow el volumen era un factor secundario, pero importante, que confirma las señales de cotización. El volumen debería acompañar a la tendencia principal de modo que ante una tendencia ascendente el volumen también se incrementaría junto a la subida de precios.

Los movimientos favorables a la tendencia siempre irían acompañados de un volumen mayor que en el que acompaña a las correcciones de las mismas.

Las tendencias se mantienen hasta que existan señales claras de retroceso

Algunos teóricos hablan de este principio de la teoría Dow mediante una analogía en las leyes de la física: un objeto en movimiento (cambiémoslo por “tendencia” para el caso) tiende a continuar moviéndose hasta que una fuerza externa le haga cambiar de dirección.

Estas fuerzas externas pueden localizarse mediante modelos de precios, medias móviles, líneas de tendencias así como otras herramientas técnicas. Pese a que alguna de estas señales puedan suponer un cambio de tendencia, lo cierto es que no todas pueden considerarse como definitivas.

Resulta muy complicado diferenciar con éxito una señal secundaria de una relevante que nos hable de un cambio real en las cotizaciones. Para ello muchos se fijan en los picos y valles gráficos comparando su evolución a la búsqueda de caídas que puedan suponer una modificación de la tendencia.

Pese a la importancia que ha tenido a la hora de identificar tendencias de mercado, lo cierto es que es una teoría cada vez más criticada aunque su papel como origen del análisis técnico resulta incuestionable.

Vamos a repasar los argumentos más utilizados para criticarla pues así seremos más conscientes de los posibles errores que pueden derivarse de la interpretación del mercado bursátil siguiendo esta interesante e importante teoría.

Desde un principio Charles Dow no desarrolló una teoría capaz de anticiparse a las tendencias sino una que las reconociera para así poder analizarlas y participar en ellas.

Esto significa, en la práctica, que al tener que esperar una confirmación fehaciente de los datos se pierden los primeros pasos de las tendencias.

Para que un analista guiado por la teoría Dow participe en una tendencia posiblemente deba esperar a estados intermedios de la misma, lo que puede suponer renunciar a los picos de máxima rentabilidad y vender cuando todos los datos indiquen que la tendencia ha sido rota, lo cual también es una reacción tardía para muchos inversores.

Los datos estadísticos pasados son incuestionables, así como su transformación gráfica a lo que denominamos estadística descriptiva.

El problema radica en la interpretación del analista. Este factor humano es capaz de verse influenciado por su propio deseo respecto a una tendencia de modo que podría falsear las expectativas y la fiabilidad del análisis estadístico inductivo quedaría totalmente en entredicho.

Esto afecta realmente a cualquier análisis técnico y es prácticamente imposible de evitar. Por tanto también es una de las críticas más comunes que recibe la teoría Dow que les ha dado origen.

El hecho de ser un método imperfecto y algo lento (según se mire) hace que la teoría sea poco fiable para el inversor general.

Un análisis del futuro realizado en clave Dow puede llevarnos a ver probable la entrada en una tendencia alcista o bajista pero no podremos asegurarlo hasta que todos los datos esperados lo confirmen. Bajo este marco se desestima la importancia de las tendencias secundarias, que son utilizadas por muchos para determinar el mejor momento de invertir.

De este modo la teoría de Dow dice que una tendencia solo termina cuando es rota por otra tendencia contraria. Eso produce un periodo intermedio de incertidumbre que puede no aprovecharse correctamente pues el inversor no tiene herramientas para saber qué hacer en esos momentos. Se puede considerar que seguimos en una tendencia alcista cuando estamos en un cambio de tendencia, lo cual no resulta muy fiable.

La teoría Dow, recuperando la metáfora del mar, intenta descubrir la existencia y dirección de la marea pero tiene dificultades a la hora de concretar dónde invertir pese a la importancia que tienen las medias y los índices para este método.

Además, esta teoría solo utiliza los precios de cierre en sus estudios, no atendiendo a los que se producen durante la jornada como muchos inversores necesitan.

Con esto no debemos tacharla de inútil dada su capacidad para determinar la existencia de tendencias y por ser el fundamento de los índices bursátiles que conocemos hoy en día. Estos son una buena manera de observar la salud de la bolsa y se han convertido en una herramienta incuestionable.

Su utilidad en la historia de la bolsa está fuera de toda duda aunque se ha avanzado desde entonces gracias a modelos matemáticos y estadísticos avanzados que divergen del estilo de análisis chartista clásico (interpretación meramente gráfica).

Conocer la existencia de esta teoría es un inicio perfecto para abordar el análisis técnico pues muchas de las teorías existentes tienen como punto de partida los estudios de Charles Dow y derivados.

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