Tal y como hemos visto , las tendencias pueden ayudarnos a la hora de invertir en bolsa. Los flujos ascendentes, descendentes o laterales parecen reflejar el comportamiento de los inversores que, en condiciones normales, mantienen su dirección hasta que se produzca algún cambio relevante que les haga pensar que las cosas han cambiado.
Según el tipo de inversor que seamos podemos fijarnos y establecer las líneas de tendencia en plazo mayores o menores. Es decir, si somos inversores especulativos estaremos atentos a los movimientos secundarios y por tanto a los comportamientos a corto plazo.
Este inversor puede ver señales de tendencia ascendente donde un inversor a largo plazo solo ve una pequeña subida momentánea en una tendencia bajista. Lo que parecía un simple gráfico se complica como un complejo galimatías cuyo significado depende del ojo que lo mira.
Con esto parece evidente que dejarnos arrastrar por las interpretaciones ajenas puede llevarnos a confusión ya que la línea de tendencia se dibuja en plazos adecuados al tipo de postura de inversión que hemos planificado.
Esta línea que podemos encontrar dibujada en algunos gráficos de bolsa se marcará en los apoyos de una tendencia alcista y en las resistencias de las bajistas pero ¿en qué apoyos o resistencias pasamos la línea de tendencia? El plazo o tamaño del gráfico puede cambiar lo que vemos.
A partir de ello (y uniéndolo a otras técnicas de análisis) se crearán interpretaciones respecto al comportamiento del mercado influido por la propia visión individual del analista.
Nos vamos dando cuenta de que la tendencia no es un simple gráfico sino que este es solamente el inicio de una interpretación que dependerá del analista que la vea, el inversor que la interprete y del plazo de medición que se utilice.
La función más importante de la tendencia no es establecer únicamente la dirección y el estado de ánimo del mercado sino ayudarnos a saber cuando se ha roto o está a punto de romperse.
Para ello podemos estudiar los movimientos de cotización a corto ya que aunque son tendencias secundarias nos pueden ayudar a predecir la dirección de la primaria. Lo entenderemos mejor cuando hablemos de la teoría Dow.
El problema que se plantea al estudiar los movimientos secundarios cuando tenemos una inversión a largo es poder caer en la precipitación. Es importante mantener una gran disciplina para no traicionarnos a nosotros mismos dejándonos guiar por el corto plazo y el pánico bursátil.
Podría parecer que la tendencia es una realidad compleja aunque incuestionable pero algunos inversores afirman que no existe. Al fin y al cabo cualquier persona con capital puede entrar en bolsa.
Decir esto es algo aventurado pues no resulta complicado saber que el mercado se mueve arrastrado por comportamientos que se mantienen a espera de algún tipo de reacción.
Aún así, es cierto que varios inversores pueden hablar y no encontrar puntos en común respecto a la tendencia pues uno puede tener una posición cortoplacista y otro estar observando una tendencia a muy largo plazo que difiere de la del otro: “pero… ¿de qué tendencia me hablas?” La tendencia no es una línea, es quien la dibuja y quien la mira.
Mantenerse al margen de estos intercambios de opiniones puede ser especialmente complicado para personas con perfil de jugador ya que pueden hacer auténticas locuras llevados por la opinión de un supuesto experto que perfectamente puede estar haciendo una interpretación en base a la opinión de otro o incluso hablar sin fundamento.
Las herramientas de análisis técnico que estudiaremos son intentos por crear opiniones fundadas, pero la mayoría de los movimientos bursátiles no se realizan en base a esto.
Solo algunos son capaces de anticiparse a los cambios al poder ver lo que hay detrás de una línea dibujada en un gráfico, así que es importante conocer nuestras limitaciones y no dejarnos llevar alegremente por las interpretaciones ajenas.