Estudiando los modelos de cambio podemos ver que existen algunos, como el patrón triple, que encontraremos con poca frecuencia al invertir en bolsa. Pese a esto, saber identificarlos o al menos conocerlos puede resultar interesante y ser un buen punto de partida para ver otros más comunes como el patrón doble.
En este caso hablamos de unas pequeñas variaciones del patrón de “cabeza y hombros”que resulta algo controvertida entre los chartistas más teóricos por lo complicado que puede resultar en ocasiones diferenciar al patrón triple del original.
Si vamos a definir estos conceptos resulta importante aclarar que se tratan de patrones de cambio. Esto significa que para hablar de su existencia necesitamos tener identificada una tendencia en la cual se manifestarán las figuras.
Cuando hablamos de “cambio” nos referimos a la ruptura de esta tendencia pre-existente ya sea por la aparición de un futuro movimiento lateral o de una tendencia invertida. Es decir, según la profundidad del patrón el cambio puede tener un carácter más o menos influyente sobre las cotizaciones esperadas.
Estamos hablando de unas figuras gráficas que pueden aparecer tanto en valores que alcanzan cotizaciones máximas o mínimas por lo que aunque se trate de la mismo patrón existen diferencias según se produzca en una fase de tendencia o en otra.
Por ejemplo, la formación de los patrones inferiores (al alcanzar precios mínimos del mercado) es más lenta y fácil de identificar que la de los movimientos superiores. Por otro lado, los patrones superiores tienden a bajar más rápido de lo que suben.
Existe una similitud entre el patrón triple y el de “cabeza y hombros” por estar compuesto por tres picos con sus valles, es decir, por sus resistencias y apoyos.
La diferenciación que podemos encontrar entre ambos es de corte académico y técnico. Es decir, existen dificultades para algunos chartistas a la hora de determinar la diferencia pero es una discusión algo vacía para los que simplemente tenemos interés en operar en bolsa.
Ambos patrones tienen un significado similiar y la única diferencia apreciable es que en este caso los tres picos tienen una altura similar, como si los hombros y la cabeza alcanzaran la misma cota.
Cuando escuchemos hablar de una figura de patrón triple (ya sea inferior o superior) podremos hacer la misma interpretación que si habláramos de uno de “cabeza y hombros”.
El patrón triple se completa cuando las dos apoyos o resistencias de la figura son rotos por una caída o subida, según sea superior o inferior, de mayor volumen que estos.
Tras esto, según la teoría, la tendencia existente podría haber experimentado un cambio, aunque tampoco es extraño que la cotización pueda experimentar un movimiento de retroceso.
Tras ver la primera variación del modelo de “cabeza y hombros” llegamos a uno mucho más común: el patrón doble.
En esta ocasión tenemos una figura con dos resistencias y un apoyo de referencia. El primer pico suele alcanzar mayor precio que el segundo pero pueden tener una altura similar. La figura se completa al romperse la resistencia o apoyo según se trate de un patrón superior o inferior.
En bolsa no es extraño oír hablar de este tipo de patrón pero en muchos casos se realizan menciones erróneas dado que finalmente resultan no ser modelos de cambio real al no terminar por confirmarse. Además no resulta extraño volver a la tendencia original tras un patrón de este tipo.
Se suele establecer como un factor importante el tamaño del patrón así como el espacio entre apoyos y resistencias. Cuanto mayor sea la altura de las resistencias y la extensión entre ellas, mayor será la posibilidad de que se confirme un cambio al terminar la figura. Se suele marcar un tiempo prudencial próximo al mes entre dos apoyos o resistencias.