Para estudiar los procesos de transición entre tendencias, los cuales no siempre se producen de forma abrupta, es importante comprender los modelos de cambio de precios existentes.
Conociéndolos podremos diferenciar algunos “dibujos” como el patrón de cabeza y hombros que serán de utilidad para nuestras interpretaciones al invertir en bolsa.
Podremos encontrar algunas figuras o comportamientos de precios que se categorizan en dos modelos principales: de cambio y de continuidad. Dentro de estos dos grupos podemos encontrar diferentes figuras gráficas que son analizadas de forma particular aunque hoy estemos definiendo en uno de los más conocidos.
Los patrones de precios conocidos como “modelo de cambio” hacen honor a su nombre al indicar que se está produciendo un cambio relevante en la dirección de una tendencia, mientras, el “modelo de continuidad” también sigue la lógica y representa que el mercado se está equilibrando temporalmente para más adelante volver a la tendencia principal.
Un requisito para poder hablar de un modelo de cambio es la presencia previa de una tendencia sobre la que basarnos ya que evidentemente si no existiera no habría nada que cambiar. Descubrirla es una prioridad para los charlistas para, en base a ella, analizar las figuras gráficas que vayan encontrando.
El estudio de las tendencias siguen guiándose en gran parte por la teoría de Dow en el aspecto de que no se hablará de una hasta que no se pueda confirmar fehacientemente su existencia.
Según sean los movimientos de los patrones en las gráfica se pueden diferenciar modelos superiores e inferiores. Los primeros tienen una duración inferior y son más volátiles que los inferiores. También experimentan cambios de precios más violentos (subidas y bajadas repentinas) y se forman de manera normalmente más rápida.
Esto significa que encontrar patrones superiores puede resultarnos más lucrativo que los inferiores al producirse precios mayores en esas fluctuaciones. No obstante es una práctica arriesgada pues los precios tienden a caer a velocidades superiores a la propia subida.
Como ya hemos dicho en otras ocasiones, en bolsa suele cumplirse la frase “a mayor riesgo, mayor rendimiento” por lo que algunos se centran en la opción más lucrativa mientras otros prefieren trabajar con los patrones inferiores, que aunque tiene menos recompensa a corto plazo también suelen ofrecer más seguridad.
Esta figura representa una de las más representativas e importantes. Sobre ella se basan gran parte de los demás patrones de cambio, siendo la que más confianza suele tener.
Podemos partir recordando el artículo sobre las resistencias y apoyos. Imaginemos un movimiento ascendente donde estos picos y valles se van alternando. Llega un momento en que la gráfica deja de aumentar y comienza un relativo movimiento lateral o de frenada aunque se mantenga en ligero ascenso.
En esta “lateralidad” se puede estar produciendo una fase de distribución de los inversores que tienen previsto un cambio de tendencia tal y como pudimos analizar con el gráfico Candlesticks de la peonza. Cuando la distribución termina los puntos de apoyo de los precios se pueden desplomar y la tendencia termina por cambiar, dibujándose el gráfico de picos y valles de forma descendente. Veámoslo con un gráfico simplificado de ejemplo:
En el momento del movimiento lateral se establece una línea de tendencia más o menos plana que se llama “base del cuello”. Esta línea marca el final del patrón pues en cuanto sea traspasada por el gráfico significará que la figura de cambio se ha terminado y ya se han cumplido los requisitos necesarios para que se rompa definitivamente la tendencia ascendente.
En algunas ocasiones se produce lo que se denomina “movimiento de retorno” que no es más que un rebote de la gráfica hasta valores próximos o ligeramente superiores al cuello. El apoyo anterior a la caída de la gráfica bajo dicha línea de tendencia representará una nueva resistencia general del valor si no se vuelve a la tendencia original.