Tal y como hemos visto en los últimos artículos, cuando invertimos en bolsa hay muchos factores que determinarán la dirección que tomarán nuestros valores. Podemos concluir que la bolsa se maneja principalmente sobre dos grandes cuestiones: dónde se pone el dinero y en qué momento se hace.
Ahora bien ¿dónde y cuándo es mejor invertir?. Para determinar esto existen principalmente dos métodos de análisis sobre los cuales podemos construir nuestras teorías respecto a lo idóneo que puede resultar invertir en un valor: el análisis fundamental y el análisis técnico. Un buen comienzo es comprender en qué consisten.
La elección de los valores en los que “confiar” nuestros ahorros se debe hacer como parte de un plan de inversión organizado en el que nos preocupemos de diversificar los valores adquiriendo títulos de empresas pertenecientes a diversos sectores (sin olvidarnos de la renta fija, por otro lado) para así diversificar también el riesgo.
Esta posibilidad estará influenciada principalmente por el dinero del que dispongamos para invertir en bolsa ya que a menos fondos menos posibilidades de invertir.
Una vez hemos determinado el sector podemos estudiar la oferta existente en base a las sociedades que cotizan y sus resultados para ir evaluando las mejores expectativas. El problema, como hemos dicho anteriormente, es que la evolución de los beneficios de por si no son un indicador suficiente para descartar riesgos financieros.
A esto hay que sumarle el momento en que haremos la compra y la futura venta. Ambas situaciones estarán marcadas por las leyes de la oferta y la demanda pero también por las tendencias, efectos de la economía, situación concreta de cada sociedad, factores psicológicos, etc… como vemos parece algo complicado pues siempre habrán cosas que escapen a nuestro control. La suerte, por tanto, también juega un papel importante.
Los métodos de análisis intentan minimizar riesgos y pronosticar la posible evolución de los valores, algo que desde un principio tenemos que saber que no se puede hacer de manera perfecta. Pese a que cada método tiene ventajas e inconvenientes hay muchos que se centran en uno de los dos, no aprovechando lo que lo un buen análisis mixto puede proporcionar.
Análisis Fundamental
Introducido por Benjamin Graham y David Dodd, en 1934, este tipo de análisis trata de calcular el valor real de las acciones mediante los datos de los balances. Por supuesto no realiza un análisis tan básico como la mera observación de los beneficios o pérdidas de la sociedad.
Las personas que tenemos algo de experiencia con los balances contables sabemos que existen muchas maneras de maquillar los resultados para mejorar la “salud aparente” o incluso esconder el fraude. Esto es un problema a la hora de fiarnos por los resultados contables pero también cuando intentamos analizar un balance.
El análisis fundamental, por tanto, intenta descubrir el valor real de un título mediante el análisis de balances y lo compara con el valor de mercado para así descubrir si en un momento determinado el precio del mismo está infravalorado. El problema radica en que los resultados de los balances y los precios se encuentran en constante cambio y que la cotización se ve influenciada también por factores políticos, económicos y de perspectiva psicológica.
Pese a esto, un análisis fundamental es una herramienta adecuada para excluir de nuestra cartera las sociedades que tengan un alto riesgo financiero o al menos para conocer dicha condición. Para ello se cuenta con varias herramientas, como son:
- Análisis del entorno
- Cálculo de ratios.
- Valoración de empresas.
Como vemos se basa totalmente en el estudio de la sociedad y su entorno económico, pero no analiza las tendencias del mercado y las gráficas de bolsa, que es en lo que se centra el análisis técnico. Este hecho se convierte en una carencia que hace que muchos desconfíen de este método de análisis.
Análisis Técnico
Surgido a finales del siglo XIX en Estados Unidos a manos de Charles Henry Dow, este método prescinde del estudio de riesgo financiero propio a las sociedades y se analiza la evolución de un valor mediante la curva de precios resultante del cruce de oferta y demanda así como en la liquidez, rotación y otros valores bursátiles.
Estos estudios, aunque con base matemática en alguna de sus herramientas, pueden verse influenciado en gran medida por la propia perspectiva del analista ya que se suele basar en la interpretación gráfica. Es una de las mayores dificultades de su aplicación. Se suele hacer referencia al mismo mediante diferentes nombres:
- Análisis gráfico
- Análisis chartista
- Análisis técnico
El hecho de determinar tendencias alcistas o bajistas complementa al análisis fundamental aunque el hecho de olvidar la valoración de la acción y la naturaleza intrínseca de la sociedad, con su situación financiera incluida, hacen que para muchos sea insuficiente por sí mismo.
Hemos descrito brevemente ambos tipos de análisis pero si lo unimos a las preguntas del comienzo de esta sección del manual (“¿cuándo y dónde invertir?”), llegamos a algunas conclusiones:
- El análisis fundamental es correcto como punto de partida para analizar dónde es más conveniente invertir según la salud financiera del valor, o quizás para avisarnos sobre dónde no hacerlo.
- El análisis técnico nos puede dar buenas pistas sobre cuándo comprar o vender según las tendencias y la evolución del mercado.
El hecho de que se puedan leer muchas opiniones contradictorias basadas en el análisis técnico pueden hacernos pensar que es un método poco fiable. Lo cierto es que esta mala publicidad tiene su base en el gran defecto del método, la influencia que tiene la perspectiva del analista sobre los resultados que puede obtener.
No obstante la determinación del inicio o fin de fases de mercado pueden ser un buen apoyo para encontrar momentos adecuados para nuestras operaciones. Además, basarnos únicamente en un análisis fundamental supondría ignorar parte de lo que conforma la bolsa: la ley de la oferta y la demanda.
El hecho de que el precio de una acción esté por debajo del real según un análisis fundamental no significa que estemos en el mejor momento de comprar pues, por ejemplo, podemos estar en medio de un cambio de tendencia. Es más, el propio análisis puede haberse quedado desfasado si hemos esperado a que la cotización estuviera por debajo del valor real que hemos estimado.
Por otro lado siempre habrán cosas que quedarán fuera de nuestro control. En lo que podamos vamos a ir aprendiendo a analizar el mercado de la bolsa mediante estos análisis siempre conociendo los defectos y virtudes ya comentados respecto a estos métodos.