En ocasiones escuchamos hablar de liquidez en referencia a valores e incluso a un mercado en concreto. Lo cierto es que es una de las formas de clasificar las acciones que manejamos cuando invertimos en bolsa: según si son líquidos o estrechos.
Esta clasificación hace referencia a la facilidad de comprar o vender un título en un mercado que se complementa con los datos de rotación, aunque como veremos no siempre una alta rotación es igual a una alta liquidez.
La descripción más general para decir qué es la liquidez consiste en hablar del grado de facilidad o dificultad existente para encontrar una contrapartida compradora o vendedora para un valor en un mercado.
Cuanta más facilidad de intercambio, más liquidez. Por naturaleza los valores que conforman el IBEX-35 son buenos ejemplos de liquidez pues son aquellos sobre los que se realiza un mayor número de operaciones.
La importancia de la liquidez es evidente cuando nos planteamos esta es la que determina la libertad que tendremos para comprar o vender un valor cuando decidamos.
Por ejemplo, si en un momento de altas espectativas y operaciones compramos un valor con baja liquidez es posible que terminemos teniendo en nuestras manos una acción muy difícil de recolocar en el mercado. Esto, por supuesto, resta atractivo a la operación.
Como he comentado, la clasificación es aplicable a títulos o mercados. El mercado español suele ser descrito como poco líquido por estar compuesto por empresas de gran tamaño y porque las acciones en circulación no es muy elevado.
Cuando resulta difícil comprar o vender se dice que el mercado o el título es “estrecho”, lo contrario sería hablar de un mercado o título “líquido”.
Las sociedades que menos acciones ponen en circulación son por definición las menos líquidas aunque puede darse el caso en que una empresa tenga muchas acciones cotizando pero estas estén retenidas por unas pocas manos y hagan que las free float (las que circulan realmente) sea muy pocas. Esto hace que adquirirlas sea casi imposible al no ser intercambiadas. Por tanto el valor es estrecho pese al alto número de títulos en el mecado.
La liquidez de estos valores, es decir, su capacidad de “movimiento” se define en forma de rotación. Esta se expresa como el número de títulos negociados desde que comienza el año por cada mil cotizados. Un título podría definirse como de alta o baja rotación según se mueva más o menos en el mercado.
Se entenderá como rotación a la relación entre el volumen de contratación en Euros en el mercado de órdenes y la capitalización ajustada por flotante, entendida como el capital complementario al capital cautivo.
Aunque he hablado de “movimiento” no debemos confundirnos al ver un ratio de rotación pues que sea alto no tiene por qué significar que su liquidez sea también alta y que sea fácil de comprar o vender. La rotación puede aumentar cuando un mismo inversor mueve sus acciones entre las distintas carteras que pueda tener.
Las Sociedades de Inversión Mobiliaria (de capital fijo), por ejemplo, deben cumplir con unos mínimos legales para permanecer en el mercado español y por ello pueden intercambiar ciertos volúmenes de acciones para llegar a los días de cotización mínima. También se puede afectar por la gestión de autocartera, motivos fiscales como el lavado de cupón que ya comentamos en entregas anteriores, etc…
La rotación y la liquidez, por tanto, tienen relación pero tenemos que saber que la rotación de un título puede crecer por factores alejados de la liquidez del valor en sí. Si poseemos títulos estrechos con baja rotación será muy complicado venderlas y posiblemente veamos ofertas por debajo de su “valor” por ser títulos poco deseados.