El despido es un acto que contiene una gran carga emocional tanto para el empleado cuyo contrato se extingue, como para el encargado de realizar la comunicación del mismo, aunque en menor medida. La correcta utilización del lenguaje es esencial para evitar que esta situación sea más desagradable de lo necesario.
El encargado de la entrevista de desvinculación se preguntará “¿qué palabras utilizo?” y es posible que recuerde la situación personal del empleado, que en ocasiones puede ser dramática. Esto nos puede llevar a un discurso que da vueltas sobre sí mismo, demorando la comunicación del despido y confundiendo al empleado.
Para evitarlo debemos trazar líneas rectas, sin rodeos. Una vez en la reunión (privada) pasaremos a explicar de forma clara los motivos que han hecho que la empresa tome la decisión irrevocable de prescindir de sus servicios. Si todo se ha hecho bien, el empleado ya estará al tanto de sus errores o de su poca productividad, ya que se debería haber intentado reconducir.
Debemos evitar entrar en terrenos sentimentales, así como pedir disculpas o delegar la decisión del despido. Esto puede quitarle presión al responsable de personal, pero no al trabajador, que terminaría más confuso.
La comunicación del despido siempre será algo traumático en mayor o menor medida, y puede evitar que el sujeto atienda a todas nuestras palabras de forma adecuada, por lo que debemos dejar que exprese las preguntas que le surjan. Responderemos con claridad y evitando entrar en debates, ya que estamos hablando de un hecho que no puede revertirse.
Es bueno que en la empresa contemos con algún responsable al que podamos acudir en caso de problemas durante la reunión, para que acuda como testigo en caso de que el empleado se niega a recibir la carta de despido o se comporte de forma inadecuada. Normalmente se trata de una reunión de dos personas, pero en ciertas ocasiones podemos contar con más personas en previsión de posibles problemas o conflictos.
En cualquier caso, no debe cambiar ni el mensaje ni el lenguaje, tratando de que la reunión sea lo más breve posible pero manteniendo una actitud comprensiva. Puede que el empleado llore, que se muestre violento o que simplemente se muestre sorprendido, pero debemos contemplar todos estos escenarios y no dar la impresión de que se está debatiendo una posibilidad, sino comunicando un hecho consumado.
En definitiva,el buen lenguaje durante una entrevista de desvinculación debe mostrar un mensaje directo, claro, breve, objetivo e irreversible. A continuación explicaremos el procedimiento de salida, así como el pago del finiquito, etc…
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