En ocasiones se nos dice que el emprendimiento es cuestión de actitud, pero lo cierto es que en la mayoría de ocasiones el éxito viene condicionado por nuestro conocimiento y nuestra capacidad de liderazgo, que es algo que va más allá de las habilidades comunicativas, ya que dirigir y gestionar nos obliga a analizar, motivar, controlar, planificar, etc. todo relacionado íntimamente con los equipos humanos desde una perspectiva muy amplia.

Comunicación

No podemos obviar la vital importancia de la comunicación interna a la hora de ejercer el liderazgo y la función directiva, ya que nuestra capacidad de transmitir es lo que permitirá alinear a los trabajadores con los objetivos empresariales.

Debemos evitar que los equipos de trabajo decidan omitir la comunicación de la información que poseen o que prime la comunicación irresponsable, que es perjudicial para toda organización, de modo que lo que tenemos que fomentar es la comunicación responsable y útil, que debería primar en un entorno profesional.

La comunicación debe orientarse a resultados, proporcionar feedback, ser clara y comprometida, mientras que el comunicador debe ser asertivo, negociador, estructurado y ante todo, debe saber escuchar y crear las condiciones necesarias para que se produzcan conversaciones abiertas que propicien un buen clima laboral.

Toma de decisiones

La toma de decisiones es tan inevitable como la propia comunicación y representa uno de los cimientos más importantes de la habilidad directiva. Nuestra capacidad para tomar decisiones inteligentes nos convertirá en un buen líder, para lo cual es imprescindible:

  • Imaginación
  • Priorización
  • Análisis de datos
  • Proyección de futuro
  • Detección y definición de problemas
  • Visión holística
  • Conocimiento
  • Control de resultados
  • Proactividad
  • Formulación de hipótesis

Para poder asumir la responsabilidad inherente de un puesto directivo, es imprescindible que el que desempeñe sus funciones sea una persona capaz de gestionar el estrés y el tiempo, no solo propios sino también del equipo.

Motivación

Para que las decisiones tomadas por la dirección se materialicen, es imprescindible que sean comunicadas adecuadamente a los encargados de llevarlas a cabo, pero también que sean asumidas. Esta alineación se realiza sobre la motivación, que marca la diferencia entre oír y escuchar.

En definitiva, tenemos que buscar la colaboración y el compromiso de nuestro equipo, proporcionándoles metas claras, un sistema justo, reconocimiento al esfuerzo, incentivos económicos, herramientas y apoyo institucional.

La habilidad directiva no puede llamarse como tal sin trabajar los tres pilares que hemos mencionado, pues en definitiva, el liderazgo reposa sobre los hombros del líder, pero se ejecuta en el corazón de sus seguidores.

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Imagen | Steve Jurvetson

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