A priori cuando analizamos la situación de una sociedad que consideramos interesante para invertir en bolsa nos fijamos en la situación de los resultados empresariales. En la evolución de beneficios.

Un análisis simple nos puede llevar a una conclusión sencilla: “ante el aumento de beneficios se incrementa la cotización de los valores de una sociedad”. Esto suele ser así pero no significa que se esté realizando en base a datos totalmente fieles pues el beneficio es un resultado complejo que no se puede analizar de forma tan directa.

Los beneficios son el resultado de unir diversos factores y por tanto se pueden estudiar de forma independiente. De hecho para tener una visión más real de la situación de una empresa deberíamos aprender a interpretar los balances de la misma.

Algunas empresas pueden ver caer su nivel de beneficios a causa de un encarecimiento de las materias primas y puede ser buena idea controlar la evolución de las cotizaciones de estas para determinar la situación real y su evolución.

Esto es así porque puede aumentar la facturación pero si el coste de materia prima crece rápidamente se reflejará directamente en el beneficio como una minoración del mismo, lo cual puede repercutir en nuestros dividendos.

Otra posibilidad de que la empresa esté progresando pero no se refleje en los beneficios es cuando se mejoran las cifras comerciales respecto a años anteriores pero se ha decidido realizar un aumento de provisiones, pagar deudas, pagar amortizaciones, etc… en este caso la cotización no tendría por qué retroceder pues la empresa goza de buena salud aunque esto no se refleja en el beneficio neto. Otra cosa es que el inversor se mueva por tendencias del mercado o por análisis simples.

Muchos inversores suelen reaccionar ante los titulares de prensa y estos se basan en muchos casos en las cifras de beneficio en comparación con el año inmediatamente anterior. Esto significa que no se están teniendo en cuenta todas las posibilidades que dan lugar a las mismas: “la compañía x aumenta su beneficio en un 30% respecto a 2009.”

No sabemos si el beneficio aumenta por la venta de activos, por el aumento de la facturación, por el abaratamiento de las materias primas o por la venta de participaciones en otras sociedades… solo sabemos que el resultado es mejor o peor que el año pasado.

Ahora tengamos en cuenta lo que dije al principio: cuando se dice que aumentan los beneficios los inversores piensan que las cotizaciones subirán y viceversa. Este pensamiento se convierte en real. Las empresas conocen esto y pueden manejar los resultados en cierta soltura para jugar con las cotizaciones.

Además no olvidemos los intereses de los propios medios que informan en ocasiones de forma parcial respecto a los resultados de algunas sociedades. Es decir, sin tener en cuenta situaciones excepcionales que han afectado al beneficio ni el EBITDA (margen bruto de explotación antes de deducir amortizaciones, impuestos e intereses).

Por ejemplo, si una empresa sufre un gasto extraodinario relevante que ha repercutido en un resultado negativo en el ejercicio pero se cuenta con un EBITDA muy positivo no se puede valorar igual que una empresa con un resultado positivo consecuencia de un ingreso puntual pero que tiene un EBITDA negativo. El primer caso será más deseable y positivo. Los gastos o ingresos extraodinarios, así como los consecuentes resultados pueden desvirtuar la imagen de una empresa.

No olvidemos que el precio de una acción no contempla tan solo el valor actual de la empresa sino también las estimaciones sobre el beneficio futuro. Si el beneficio aumenta respecto al año anterior todo parece indicar que el valor futuro será también mejor y por tanto mejoran las perspectivas de los inversores.

Si se crean grandes expectativas sobre el crecimiento de una empresa y se compra masivamente es posible que luego estas no se cumplan y se tenga que vender a precios inferiores a los esperados (y pagados) lo cual también empeorará la valoración futura. En estos casos el análisis sencillo habría sido negativo para todos y ya podemos imaginar la respuesta del mercado ante titulares como: “los valores de la empresa x no alcanza los resultados estimados”.

En definitiva podemos decir que no debemos confiar a ciegas en los resultados y beneficios publicados pues estos son un producto complejo en el que interfieren muchos factores que, si no analizamos en profundidad nosotros o un medio objetivo, desconocemos.

Ante esto la mejor vacuna es realizar un análisis técnico y no dejarse llevar por el “ruido” ambiental. Saber de dónde viene el resultado es más importante que conocer la cuantía del mismo.

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