Cuando termina un ejercicio económico, una sociedad puede repartir los beneficios de forma parcial o total entre sus accionistas. Este beneficio distribuido recibe el nombre de “Dividendo”.

En este momento además de percibir dicho beneficio, el accionista observará cómo afecta esto al funcionamiento normal del mercado y al valor de la acción. Para entender un poco mejor el funcionamiento de esta dinámica debemos profundizar en algunos interesantes conceptos y prácticas dentro de nuestro especial para invertir en bolsa desde cero.

Como hemos dicho el dividendo es el beneficio distribuido entre los accionistas pero este no siempre es repartido de forma íntegra. Normalmente se utiliza parte de los beneficios obtenidos para renovar bienes de equipo, amortizar deudas, destinar a reservas o para invertirlo en proyectos y previamente se ve limitada por la aplicación de beneficios marcada por la Ley de Sociedades. De esta forma concluimos que el beneficio que será distribuido estará influenciado por imperativos legales y políticas de gestión de las sociedades.

El importe restante es el que sería repartido realmente y recibe la denominación de Pay-Out. El pago de dividendos lo realiza cada sociedad de una manera distinta. Hay empresas que realizan un pago único de forma anual mientras otros adelantan una parte según la marcha del ejercicio, pago a cuenta, y a final de año abonan el segundo pago del mismo. A este segundo plazo se le llama “dividendo complementario”.

De igual modo existe una tercera fórmula en la que las empresas realizan un abono tras cada cierre trimestral por lo que podemos encontrarnos con acciones que recibirán dividendos en cuatro pagos. El último punto por aclarar es que no todas las sociedades reparten dividendos.

Es fácil comprender que una vez se ha repartido el beneficio la acción pierde una parte de su valor. Esta pérdida se produce en la misma magnitud que el dividendo obtenido. A la cotización de dicho precio minorado se le llama valor ex-dividendo.

La razón radica en que al realizar un reparto de beneficios la sociedad ha perdido parte de su valor al salir estos importes de sus arcas. Esta información es suficiente para imaginar que el día anterior al reparto de dividendos se produce un aumento del precio de las acciones por el interés de muchos por obtener el dividendo.

Tan pronto se realice el abono el precio bajará como he comentado, aunque tengamos en cuenta que dicha pérdida puede verse reducida si el precio de las acción sube paralelamente por otras circunstancias por lo que no siempre es claramente perceptible.

No todas las sociedades reparten dividendos de modo que dependerá de la empresa en la que hayamos invertido. Tendremos derecho siempre y cuando la empresa obtenga beneficios y disponga de Pay-Out para ser distribuido entre los accionistas.

Si este es el caso podremos obtener nuestra parte del dividendo siempre y cuando tuviésemos la acción en nuestro poder al cierre anterior a la cotización ex-dividendo.

Los dividendos tributan en el IRPF como rendimientos del capital mobiliario, integrándose en la base del ahorro del contribuyente. Los dividendos tributan al 18%, aunque los primeros 1.500 euros están exentos fiscalmente, en el momento de escribir estas líneas.

Los días previos a la distribución de dividendos se produce una negociación muy activa por las acciones que tengan derecho al mismo. Uno de los culpables de que se activen tanto las ventas es Hacienda.

Es decir, Hacienda retiene cantidades en concepto de pagos a cuenta del IRPF en los que no se incluyen las acciones en manos de inversores extranjeros. Es decir, a las Instituciones de Inversión Colectiva se les practica una retención para serles devuelto el dinero meses después. No pasa lo mismo si la acción está en manos de extranjeros.

Vamos a verlo con un ejemplo, que será más fácil de entender: Tengo una acción de 50 euros y mañana se va a realizar un reparto de dividendos. Por mi acción me corresponde 1 euro del Pay-Out.

Para evitar que hacienda retenga mi dinero pacto la venta de la acción a una institución extranjera. Ellos cobrarán el dividendo y tras eso yo volveré a comprarla a precio reducido, es decir: descontando el importe del dividendo a su valor.

Con esta jugada lo que he hecho es obtener un beneficio (vendo a 50 y compro a 49) de 1 euro, que tiene la misma cuantía que el dividendo que habría obtenido pero evitando la retención. Realmente este beneficio es algo menor por existir algunos gastos, pero estos se pactan con la institución extranjera y suele compensar pues hemos evitado la inmovilización del capital. Es una operación habitual en las instituciones de Inversión Colectiva pero no es común entre los pequeños inversores.

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