En nuestro desempeño profesional existen algunas tareas o circunstancias que actúan como auténticos cronófagos, que no son ni más ni menos que ladrones de tiempo. Esto es así porque roban o se comen un tiempo que podríamos destinar a las labores realmente importantes y ¿acaso hay algo más importante que nuestro tiempo?
Conocer dichas circunstancias supone el primer paso para mejorar su eficiencia . Estos “ladrones” se pueden dividir en dos grandes grupos: externos e internos. Esto supone que existen factores sociales y psicológicos que nos afectan y que hay que saber gestionar para lograr una óptima gestión del tiempo. Vamos a comenzar enumerando algunos de nuestros “queridos” cronófagos externos.